Marimari lagmien. Queremos pedirle que se presente y nos pueda contar sobre su territorio, sobre el origen de su tronco familiar, su tuwün, su kupalme, y también que nos pueda contar sobre su apellido Colipan.
Marimari, mi nombre es Alen Colipan. Inche Alen Colipan pingen. Soy mujer mapuche, estudiante de derecho y soy madre también, inche ñuke nien. Soy del territorio de la Fütawillimapu, nací en el Chawrakawin, en Osorno. Soy warriache y soy de la ciudad. Estamos forjando ese espacio como personas de la ciudad para construir nuestro nuevo tuwün.
Sobre mi tronco familiar es algo que en realidad siempre lo he pensado y lo hemos conversado con más mujeres, porque nos tocó vivir un proceso distinto al que vivieron nuestros abuelos, ya que ellos pudieron tener el prestigio de haber nacido en el campo y haber conocido de forma más directa cuál era su kupalme, sus ancestros. En mi caso ha sido complejo, porque soy hija de un proceso de despojo producto de la colonización en el territorio.
No nací en el campo, en el lelfun y muchas veces el mismo mapuche discrimina por esa situación. Aunque me identifico como mujer mapuche, debo decir que igualmente soy mestiza. Eso es importante aclararlo, porque muchas personas se maquillan bajo una imagen. Yo me identifico como mapuche, estoy alegre de eso y lo digo con mucho orgullo. También soy mestiza, mi mamá proviene de la Región del Bío Bío, del sector rural de Antihuala, de Temuco chico, en la comuna de Los Álamos, Cañete. Ella es de allá, es campesina. Su familia se crió en el campo, pero mi mamá no tiene ascendencia mapuche, pero se crió siempre allá. Entonces, ella siempre ha fortalecido en mí la importancia de mi identidad como mapuche, y yo creo que gracias a ella soy lo que soy y por lo que estoy hoy aquí.
Cuando ella era niña estuvo muy cerca con una papay que se llama Amalia Quilapi y ella fue como su madrina hasta el día de hoy. ¿Por qué la nombro? Porque para mí es muy importante en mi formación desde niña. Cuando era chica, con mi mamá íbamos a Cañete a ver a mi abuela y me dejaba a veces donde la papay tres o cuatro días y la papay hablaba solo mapuzungun y me enseñaba cosas. Entonces desde pequeña mi mamá siempre me inculcó la importancia de mi identidad, a pesar de la discriminación que existe, porque incluso es difícil el usar tu vestimenta cuando eres niña, pues todos te observan. Pero ella siempre me fortaleció. En este caso esta papay, quien es tejedora, está reconocida como tesoro humano vivo. Ella me enseñaba muchas cosas y así fui forjando mi identidad mapuche, su importancia y mi origen.
Mi padre nació en Osorno. Su origen es del lugar de Trecaimo, del sector de Maile, San Pablo. De allá viene la ascendencia Colipán, de los Colipan Hueitra, porque ese era mi abuelo, que se llamaba José Dolores Colipan Hueitra. De allá viene la ascendencia mapuche con la cual me identifico. Mi abuela se llamaba Sol Filgueira y tenía ascendencia portuguesa. Ella fue huérfana porque su padre falleció y su mamá falleció cuando tenía alrededor de dos años. Se crió con su abuelita. Ella se casó con mi abuelo a los 15 años. Cuento esta historia porque es cómo me identifico. Aunque tengo mucha familia que se llama Colipan y en realidad no se identifican como mapuche. Entonces para mí es importante decirlo.
Mi abuela dice que cuando se enamoró de mi abuelo su familia no estaba de acuerdo con que ella se fuera Valdivia y tampoco aceptaban que se fuera con un "indio". Desde que ella tomó la decisión la discriminaron. Ella contó que envió un telegrama a Osorno diciendo que se iría a Osorno. Llegó a Osorno y se fue a vivir con mi abuelo José Colipán. Se sacó el apellido y se terminó de criar. Lo digo así porque pude conversar con ella antes de que falleciera. Ella me contaba muchas cosas de su suegra, que se llamaba Rosa Hueitra, que le enseñaba muchas cosas, que era partera, que sabía de remedios y otros temas. Desde niña yo decía: “mi abuelita siempre me cuenta estas cosas que ella aprendió, no siendo mapuche, pero se crió finalmente ahí”.
Quizás cómo fue cuando llegó a la comunidad porque era blanca, entonces iba a vivir ahí, pero la aceptaron y ella aprendió. Ella siempre me hablaba de lo que era el abuelito Wenteyao, del Ngen Kintuante, del lepun que hacían allá cuando era joven, iban con su suegra y cómo eran las ceremonias y el tema de los caciques. Siempre me contaba esas cosas, mi abuela Sol Filgueira. Así, fui conociendo mi origen y obviamente por mi papá que siempre ha fortalecido la importancia de reconocerme como mapuche, de identificarme y de reconocer este como mi territorio y valorarlo y pensar desde aquí, desde dónde estoy pisando. Entonces ¿cómo me identifico? Como mapuche williche, a pesar de todas estas brechas. Yo decidí eso, porque una vez la papay Amalia, allá en Cañete me dijo: “Bueno, cuando las personas son así como tú, te discriminan, tienen una guerra en su cuerpo cuando van creciendo, cuando son niños, como que la sangre lucha, porque es como una sangre mapuche y está la sangre winka, entonces una se interpone por sobre la otra y ahí se ve cómo se define la persona”. Entonces yo dije: “Claro, es así”. Cuando mi hijo era pequeño ella me decía eso igual. Y creo que ese fue el camino que yo decidí tomar hoy en mi identificación. Y creo que he sido consecuente y consciente de cómo he podido avanzar en relación a cómo me identifico y quiero verme igual frente a la sociedad. Eso con respecto a mi tronco familiar.
Colipán significa puma colorado o el puma. Mi papá dice que una vez en Panguipulli, donde hay muchos Colipán, le dijeron que era el puma pardo, el puma que cambia su pelaje, como que tiene el pelaje nuevo. Me han pasado hartas cosas con respecto a mi apellido. He aprendido en el camino del andar, porque desde niña he recorrido harto. De repente hablo con gente igual de mi edad, que no ha salido tanto, porque mi papá es investigador, con él he ido a hartas partes, siempre nos llevaba a visitar los Kuel, a los archivos, los museos, a Angol, Conce, Los Ángeles, y ahí hemos conocido a hartos lagmien, harta gente que conoce más de la cultura, de la historia y así uno se va nutriendo porque digamos que acá en el territorio hubo un despojo, una colonización muy fuerte. Bueno, el motivo por el cual yo no nací allá, no nacimos nadie de nuestra familia allá en el campo, en Quilén, en Trecaimo, de donde vendría siendo mi tuwun, que sería el origen de mi abuelo, tiene que ver con un tema de los latifundios. Allá llegó el latifundio de los Fuchslocher. Mi abuelo, entiendo que él decidió salir de allá, porque o se dedicaba a cortar la murra de los Fuchslocher y ser su inquilino, o se iba a hacer otra cosa. En esos años, como en 1915, dice mi abuela, en 1918 decidió ser militar de los caminos, y era ingeniero, entonces hacía caminos y se iba para el sur de Chile y hacía camino, eso cuentan. Pero él decidió irse por eso, porque ya la tierra era muy poca y la familia quedó viviendo, al parecer, en tres hectáreas. Y mi abuelo tuvo 10 hijos. Yo soy hija del hijo menor de mi abuelo, que es mellizo, que en realidad son 11. Entonces, ¿dónde íbamos a vivir nosotros? Nosotros somos hijos del despojo que hicieron los latifundistas y que posteriormente las familias mapuche, williche de este territorio comenzaron a discutir y a despojarse ellos mismos de sus tierras. Y yo creo que esta historia igual la he escuchado mucho por ese sector, cuando he hablado con otras ñañas, de lo fuerte que fue la colonización en ese espacio. Entonces, el ir ahora, uno ve una casa, está al lado de la otra, ya no hay territorio, se perdió lo que era nuestra estructura tradicional, todo eso allá. Así es que por eso vivimos acá ahora, y estamos y tenemos nuestro espacio acá. Pero ese sería mi tuwün.
Usted actualmente estudia derecho en la Universidad de los Lagos. ¿Por qué decide estudiar esta carrera y a qué dificultades se ha tenido que enfrentar en el ámbito universitario?
Si, estudio derecho en la Universidad de Los Lagos. Cuando era chica siempre me preguntaba: “¿qué quiero estudiar? Decía: “quiero estudiar derecho o de repente por el área de la salud". Siempre pensaba eso. Decidí estudiar derecho.
Cuando estaba en el liceo en Chol Chol, en la Región de La Araucanía. Cuando tenía 15 años me fui interna a un colegio intercultural que se llamaba Liceo Huacolda. El Liceo es de una fundación católica que se llama Beato Ceferino Namuncura. Allá estudié durante ese primer año. Me fui a vivir al hogar mapuche indígena de enseñanza media, se llama IDI, que queda en Las Encinas, al lado de la UFRO (Universidad de La Frontera). Entonces estuve estudiando allí todos esos años, cuatro años. Entre medio fui mamá, en cuarto medio nació mi hijo y ahí yo siempre pensaba en lo importante que eran los derechos de nuestro pueblo, pero desde otras perspectivas.
Veía que era muy injusto que asesinaran a los lagmien o a los jóvenes mapuche. Eso siempre me ha afectado mucho y siempre trataba de movilizarme. Con mis compañeros hacíamos hartas cosas. Eso me mueve mucho, la lucha es algo que me angustia, el ver cómo la gente tiene que sufrir tanto. Por esa razón yo dije: “Voy a estudiar derecho, porque veo que es la manera de cómo uno puede aportar, ser un real aporte”. Porque si bien por toda esta misma historia del despojo, uno dice tanto sufrimiento, tanto tuvo que sufrir nuestra gente, entonces ahora deben seguir sufriendo. Dije voy a estudiar, porque es la manera en que yo puedo aportar realmente.
Porque igual en el liceo estudié técnico en enfermería intercultural, hice mi práctica en el consultorio de Chol Chol, que es un lugar súper pobre, donde maltratan mucho a la gente. Fue bonito el paso por ese lugar, por el Idi, por ese hogar, que era un hogar indígena mapuche de enseñanza media. Ahí conocí muchos compañeros, y eran compañeros que igual estaban en enseñanza media, pero todos estábamos ahí por razones de que no teníamos donde vivir. Yo tenía donde vivir acá en mi casa, pero mi mami me dijo: “Te vas a ir a estudiar a Chol Chol”. Lloré tanto, lloré, yo creo que desde que me subí al bus aquí en Osorno hasta que llegamos al internado de Chol Chol, porque ahí estaban todas las compañeras, yo nunca en mi vida había estado interna. Porque igual hay gente que siempre ha estado interna, como desde primero básico, yo nunca. Y conocí otras realidades. Entonces igual yo siento que desde ahí como que mi mundo se empezó a abrir y conocer otras perspectivas de la vida, porque quizás si me hubiese quedado acá, hubiese sido todo distinto. Pero ya llegué allá y tuve que irme al hogar indígena de Temuco. Mi hermana me llevó para allá. Y ahí igual nos conocimos con más compañeros, que la mayoría de los hombres siempre se motivan más en esos años.
Entonces yo les decía: “Chiquillos, hagamos el Wetripantu”. Entonces íbamos a hablar con el director, que se llama Fermín Nahuel. Él era una persona muy simpática. Él siempre me tiró bien para arriba y me decía: “Que te vaya bien, si tú quieres estudiar derecho, sí, lo vas a lograr”. Entonces él siempre nos apoyaba. Y llevamos una machi, la machi María Huechuqueo. Ella nos fue a hacer un Wetripantu. Teníamos como 15 años. Yo llegaba tarde porque tenía que viajar de Chol Chol de vuelta, entonces llegaba como a las siete al hogar, y entonces decían “no, lagmien, si hoy día vamos a practicar nosotros el choique, que había un compañero de apellido Sánchez que era muy simpático, del lado del Toltén, otros de Vilcún. Y no teníamos cultrún, no teníamos nada. Y los chiquillos con una fuente tocaban kultrun, con sábanas, bailaban y decían “estamos practicando Wetripantu”. Era muy chistoso, me acuerdo de eso. A pesar de lo precario, como tú igual quieres salir adelante y cómo seguir esas cosas.
Igual me acuerdo que en ese tiempo habían hartos enfrentamientos con los Carabineros en el Pelontuwe, y nosotros como éramos de enseñanza media, no nos dejaban salir. Todos queríamos ir. Entonces los chiquillos se subían a las panderetas, otros saltaban, iban a ayudar y volvían. Fue un momento súper bueno de mi juventud cuando vivía allá.
En ese liceo igual hicimos hartas cosas, se hacía el día del estudiante mapuche y ahí se conmemoraba el asesinato de Alex Lemún, todos los 8 de noviembre, y ahí se hacía una actividad y ahí se invitaba gente de otras partes, gente que iba a cantar, era como una jornada entera sobre eso. Luego decidí estudiar derecho. Después veía que habían tantas injusticias, hice mi práctica, después nació mi hijo, yo dije: “Hay que cambiar algo y hay que buscar la manera de cómo hacerlo”. Entonces ahora ya que estoy estudiando derecho, entré a estudiar a la Universidad de la Frontera, ahí estuve dos años y medio casi allá en Temuco.
Fue bonito el paso por allá, también estuve en una agrupación que se llamaba Chillkatufe UFRO mew, porque en toda la universidad hay unos chilkatufes. Allá hacíamos wetripantu, los chicos hacían talleres de mapuzungun, se dedicaban a la revitalización lingüística, que ha sido algo importante que yo también estoy en proceso de eso, de poder recuperar mi idioma. De hecho uno de los motivos por los cuales me fui a estudiar a Temuco fue poder aprender un poco más del mapuzungun, porque acá no se hablaba chezungun en esos años. Ahora ya hay personas que se dedican a hablar y eso es súper valorable, porque es un trabajo sistemático que hacen. ¿Entonces por qué decidí estudiar derecho? Para poder aportar desde alguna trinchera a esta lucha.
¿A qué dificultades se tuvo que enfrentar?
Primero soy madre, no es una dificultad ni un problema, pero es algo que igual me hace que sea un poco más difícil quizá el tema de estudiar, porque igual la carrera es pesada, implicar harto estudio. Entonces los primeros años igual me costó, mi hijo era pequeño. Pero en el ámbito interno de la universidad puedo decir que desde el inicio tuve harto apoyo. Por ejemplo, donde estaba en la UFRO, igual había un programa que era especial para estudiantes mapuche, donde se fortalecía todo el tema académico, que era el programa Rüpü, cuando teníamos que tener tutorías era muy positivo. Entonces en ese sentido académico no tuve problemas. Pero sí siento que a la universidad, a pesar de que incluso la Universidad de los Lagos, de que tengan este rollo como pluralista, intercultural, que respetan a los pueblos originarios, igual yo siento que una persona que viste su atuendo y por eso de repente me cuesta usarlo dentro de la universidad, es como que te sientes juzgado, discriminado, observado dentro de tu mismo espacio. Entonces yo creo que eso podría ser como una brecha, el hablar de los temas indígenas y decir como que me imagino que van a decir: “Qué cargante de nuevo con el tema”. Muchas brechas no he tenido, de hecho, he podido tener apoyo. Creo yo, en relación a mi insistencia puede ser igual, porque hace poco hice mi proyecto de grado, mi artículo académico, lo hice de derecho indígena, específicamente al pluralismo jurídico comunitario. Investigué sobre la existencia del pluralismo jurídico en la región de los Lagos y ahí tuve el apoyo de mi jefe de carrera, quien fue mi tutor de la investigación, que se llama Alberto Merino. Ahí yo sentí que sí es muy valorable que la universidad se esté abriendo, en este caso, a poder recepcionar estas demandas de estudiantes que son pertenecientes a un territorio, que se identifican con un pueblo originario y que sean validados desde el derecho indígena. Porque la carrera de derecho, digamos que siempre ha sido algo cerrada, si uno lo ve de afuera, algo para gente rica, para gente que tiene muchos recursos, y en realidad creo que es muy importante que se hayan abierto las puertas de estos espacios y que al recepcionar este proyecto de mi investigación, al momento que lo aceptaron, siento que fue algo muy positivo. Porque podrían haberme dicho “no, eso no nos importa, tiene que ver doctrina, usted vea jurisprudencia, porque en realidad eso hacemos los abogados”, que fue mucho lo que otras personas dijeron. Entonces encuentro que eso fue muy positivo y en relación a eso he tenido apoyo.
Usted forma parte de un colectivo de estudiantes mapuche llamado Chillkatujo ULagos Mo, que se ha formado al alero de la Universidad. Nos puede contar sobre la organización, los objetivos que buscan alcanzar y su rol en ella.
Chillkatujo ULagos Mo, es el nombre que tiene nuestra organización estudiantil, que está compuesta por estudiantes de distintas carreras de la universidad, de carreras profesionales y carreras técnicas, del área de la salud, de las ciencias sociales, como el lado como de contabilidad hay una compañera, igual otros que estudian electricidad y así. Entonces está compuesto por compañeros de distintas disciplinas. Nos formamos al alero de la U, porque nos encontramos en ese espacio institucional del Estado y vimos la necesidad de acompañarnos, conocernos, relacionarnos, quizás de saludarnos en nuestro idioma. De poder revitalizar lo que es nuestra cultura e identificarnos y fortalecernos dentro de ese espacio. Muchas veces hemos sido discriminados porque muchos hermanos no han podido llegar a la universidad por muchos motivos, entonces vemos que es muy importante que nosotros como jóvenes mapuche, hoy algunos siendo la primera generación, otros somos la segunda generación de las familias que podemos lograr llegar a la universidad, vemos la importancia de eso, la importancia que igual genera para nuestras familias que estemos ahí y la importancia de no olvidarnos de dónde venimos. Por eso igual nos encontramos en ese lugar institucional. La idea es poder generar espacios de reflexión en torno a situaciones actuales del territorio, ya sea el tema de las mineras, conversarlo entre nosotros, qué piensas, qué vamos a hacer respecto a eso, si hacemos algún conversatorio o investigamos entre nosotros mismos en relación a la huelgas que tienen los presos políticos, las condenas políticas que existen, la persecución política. Nos sitúa en ese espacio el tema de poder reflexionar de alguna manera y promover nuestros derechos como pueblos originarios también dentro de ahí. Es importante señalar que ya esta organización estudiantil existía hace mucho tiempo, desde hace muchos años, diría hace más de 20 años, estuvieron los primeros estudiantes mapuche que generaron hitos igual dentro de la universidad, de hecho levantaron unos chemamüll, y ellos igual se movilizaban en torno al apoyo directo con las comunidades, en ese tiempo al parecer iban a las recuperaciones y luego siempre han habido estudiantes mapuche que se han podido encontrar dentro de la Universidad. Nosotros lo que hicimos fue formalizar esto, y generar una directiva y decir cómo lo vamos a hacer, qué vamos a hacer y cómo lo queremos. Nuestra idea es poder tener próximamente una personalidad jurídica, tampoco necesitamos que la universidad nos valide porque nosotros somos autónomos, pero sí que nos reconozcan a nosotros como parte de la universidad somos estudiantes mapuche y tenemos nuestros nuestras propias demandas, nuestros propios planteamientos y no somos tampoco lo mismo que la federación de estudiantes. De hecho uno de nuestros objetivos es poder, y yo diría que ya estamos en eso, generar una Federación de estudiantes Mapuche, que ya existió en su tiempo que era la FEMAE a nivel nacional, pero acá tenemos representantes de la agrupación en la región de los Lagos, en Puerto Montt tenemos estudiantes Chilkatujos allá y acá en la Universidad de los Lagos del Campus Osorno. Entonces algunas personas nos identifican como centro de estudiantes y otras personas como agrupación. Más bien nosotros estamos en ese rakizuam todavía porque tenemos hartas cosas. Los objetivos son el fortalecimiento y la recuperación identitaria mapuche williche, la protección, inclusión y autocuidado en torno al küme mongen entre nosotros. La reflexión, reacción y discusión en torno a la situación actual territorial mapuche. La reafirmación identitaria, revalorización cultural y vincularnos con el territorio, con las comunidades, con los agentes culturales, autoridades tradicionales. Y eso lo hemos hecho, a través de esas vinculaciones que hacemos, si podemos ir a acompañar algún nütram, algún palín, o hacer encuentros en la universidad, conversatorios, o el mismo wetripantu. De alguna manera identificarnos dentro de nuestras carreras y ver la importancia que significa este enfoque territorial que tiene la Universidad de los Lagos, que dice promover el pluralismo, que realmente se haga. Esa es una de nuestras ideas.
¿Puede mencionar algunos logros que han podido concretar a través de esta Organización?
Algunos de los logros ha sido primero conformarnos, eso primero que todo, encontrarnos ahí. Hace poco nos apropiamos de un espacio, hicimos ocupación de un cubículo, que es algo muy pequeño, pero es ahí donde tenemos nuestras cosas y logros ha sido generar estas actividades de vinculación con el territorio, donde de repente hay comunidades que nos han solicitado ir a la universidad y podemos gestionar, ayudar a buscar un espacio para hacer la actividad, recibir a nuestra gente y que sea acogedor el momento de su llegada. Y nosotros igual tratamos de promover el uso de nuestra vestimenta dentro de la U, quizás no todos los días, pero hacerlo de vez en cuando, porque igual es algo que nos hace bien a nuestro espíritu, a nosotros personalmente. Pero hacer eso también para que el otro que quiera hacerlo, que sea nuestro compañero, igual lo haga y se sienta en la comodidad de hacerlo. Eso es otro logro, que es la auto identificación, el fortalecimiento identitario, porque hay compañeros que vienen de otras partes. Tenemos un compañero de Chiloé, que nos comenta que allá en su tierra no usan la vestimenta mapuche ni nada, porque no se crió en eso. Pero él, a través de la agrupación ha fortalecido eso. Y para nosotros eso igual es muy bonito, encontrarnos como mapuche, reconocernos como mapuche y decirle ¿quisieras usar esta vestimenta? Te la puedo prestar. De hecho ahora con las chicas, porque nosotras somos casi pura Maslen, somos puras zomo, estamos diciendo quizá en el verano deberíamos ocuparnos y que todos nosotros tengamos nuestra vestimenta y ver cómo lo hacemos entre todas nosotras para que todos nos sintamos bien, porque eso es muy importante de poder identificarnos, porque la vestimenta es parte de nuestra protección también. O aprender palabras en chezungun, en mapuzungun, eso es un logro. Otro logro es el reconocimiento institucional, o sea que la universidad diga “claro, aquí hay estudiantes mapuche” . Porque si bien la universidad dice 40 % de los estudiantes matriculados son indígenas, pero ¿ya y? Nosotros salimos, porque este año fuimos a la cuenta pública, fueron todos los compañeros y hicimos presencia allá. Tuvimos una reunión con el rector hace un mes atrás, donde presentamos un petitorio, nos dimos a conocer y dijimos las cosas que igual estábamos demandando. Eso yo creo que igual es otro logro que no se había logrado antes. Y hemos hecho actividades como el día de la mujer indígena, este año es la segunda vez que lo hacemos. Y la participación en el Wiñol Tripantu también, yo creo que es muy importante para nosotros como estudiantes mapuche. Y también nos vinculamos directamente con la dirección de pueblos originarios, eso igual importante mencionarlo, porque en otras universidades no se da esa fraternidad,entre los estudiantes mapuche y las oficinas de pueblos originarios. Pero acá realmente sí se da y hemos colaborado con ellos y ellos nos apoyan mucho a nosotros. Entonces igual sentimos su apoyo y lo agradecemos mucho. Igual ahora estamos con la demanda de un hogar estudiantil, eso es nuestra principal demanda. Nos unimos a la mesa nacional de hogares también de estudiantes indígenas de Chile. Es una mesa que está compuesta por estudiantes desde los lagmien Aymara, hasta los Mapuches del sur. De hecho nosotros somos los últimos en incluirlos, nos incluyeron el semestre pasado y asistimos a la mesa nacional de hogares, vemos esa una necesidad territorial. En busca de esto nos dimos el trabajo de poder ir a conversar con nuestras autoridades tradicionales, que en este caso nosotros reconocemos a nuestros Apo ülmen, a los caciques de aquí de la provincia de Osorno, de la Jurisdicción del Cacicado, y fuimos a hablar con ellos, les fuimos a pedir su apoyo, considerando que ellos son los representantes de todo nuestro territorio. También hablamos con algunos presidentes de comunidades para saber qué es lo que ellos pensaban. Y en relación también a las becas indígenas, que este año hubo un recorte de 700 becas, o como el 40 % de personas que no fueron becadas, entonces este año igual nos movilizamos harto respecto a eso. Esos han sido otros logros, las movilizaciones que hemos tenido. Hace poco estuvimos en la conmemoración del Tratado de las Canoas, y ahí fuimos a acompañar a las jurisdicciones del territorio, y ellos también ese día, en el marco de la misma fecha de la marcha nacional de hogares indígenas, entonces igual ellos nos dieron la apertura y pudimos presentarnos a todas las personas que estaban ahí, que eran personas de comunidades de todas partes. Eso igual ha sido importante, vincularnos con el territorio, que reconozcan que estamos en la universidad y que hay estudiantes que si se quieren sumar los vamos a recibir. Yo creo que todo eso son logros.
¿Cuáles son las brechas educativas que usted observa? ¿Qué situaciones adversas aún deben enfrentar en la actualidad los y las estudiantes mapuche en sus procesos de formación académica en la Universidad? ¿Qué otras brechas aún persisten?
Nos reconocemos como estudiantes mapuche, williche y como profesionales en formación, porque es importante también nombrarnos de esa manera, y no solamente como estudiantes, teniendo presente que lo más importante es no olvidarnos de dónde venimos.
Respecto de las brechas, creemos que hay muchas. Por ejemplo, en las mallas curriculares sería importante que se incorporen enseñanzas desde la cultura mapuche y su cosmovisión en las distintas disciplinas que hay en la Universidad, porque nuestra cultura es muy amplia y abarca todos esos campos. Si bien la Universidad ha hecho esfuerzos en este aspecto, creemos que es mucho más importante seguir vinculándonos directamente con el territorio a través de sus agentes culturales y espirituales.
Otra brecha existente es la discriminación. Algunos compañeros han vivido este tipo de situaciones. Allí, lo importante es acompañarnos en estos procesos y este espacio ha sido propicio para eso. A pesar de que la Universidad nos reconoce, en las situaciones adversas no tenemos un espacio propio, entonces, tenemos que solictar espacios como un favor, lo cual es incómodo. Además, estas situaciones adversas tienen que ver con el poco reconocimiento del estudiante indígena, que si bien, se reconoce como indígena en algunos aspectos, como en las becas indígenas, no existe una integración mayor. Nosotros somos treinta estudiantes que estamos en esta Agrupación, pero creemos que esto es una situación adversa, al haber poca sensibilidad del otro o individualismo, lo que se ha sido generado por el poder colonial y el capitalismo que invade nuestro cerebro y nuestra vida. Esta es una brecha gigante que se inserta dentro de estos espacios.
¿Cómo han influido los movimientos estudiantiles indígenas de otros territorios de Chile o América Latina en los procesos de organización estudiantil de este territorio?
Los primeros movimientos indígenas estudiantiles podríamos situarlos en los años 70s. Ya a inicios de la década hubo una primera demanda por un hogar mapuche. Ahora nosotros ya estamos en una etapa en la que el movimiento mapuche estudiantil ha vivido varios procesos. Por eso hay diversos hogares mapuche, pues nacieron desde la necesidad de educación de nuestros pu lamngen que vienen de sectores rurales a educarse en la ciudad que no cuentan con recursos para costear un arriendo y surgen, también, como parte de la deuda histórica que tiene el Estado de Chile con los estudiantes mapuche. En este contexto, ha sido muy importante ver cómo los compañeros de Temuco o de Santiago han vivido estos procesos que se relacionan con la colonización y decolonización.
Igualmente, hay un problema relacionado con la visión de desarrollo en el sentido capitalista o neoliberal. Podemos apender y hacer el mismo extractivismo que ellos hacen con nosotros o podemos a aprender este conocimiento para convalidarlo con el que nosotros tenemos de nuestra cultura y así potenciarlo. Creo que esta es la idea. Esto uno lo ve en algunos profesionales que ya salieron y que han sido parte de estos procesos estudiantiles. Ellos han luchado mucho o incluso han estado presos.
Siempre se tiene como referencia lo que ha sucedido en Temuco, por lo mismo hemos tratado de recibir los consejos que nos dieron nuestros Apo ülmen. Ellos nos dijeron que era muy importante que hagamos un wiñozuam, que es mirar hacia atrás para observar cómo lo han hecho otras personas, cómo han sido las generaciones anteriores de nosotros y cuáles han sido sus procesos. Esto es lo que nosotros estamos haciendo al día de hoy. Estamos visualizando los periodos y los procesos que vivieron en otros lugares. Para nosotros es muy enriquecedor llenarnos de este conocimiento sobre sus experiencias para tener las nuestras.
Desde su experiencia, ¿cuáles son los principales desafíos, logros o avances que visualiza en el sistema educativo chileno respecto de la implementación de un currículum intercultural que valore la cultura y la visión mapuche?
El año pasado estuve presidiendo la etapa final de la Comisión de la Política para Pueblo Originario en la Universidad de los Lagos que generó una política que fue decretada por el Consejo Superior de la Universidad de Los Lagos. Es una política para pueblos originarios que se vincula con el territorio, pues se generó a partir de un proceso participativo de toda la Región. Esta política fue una co construcción con el Pueblo Mapuche Williche, las comunidades, académicos, estudiantes y funcionarios que fuimos parte de esa Comisión.
Los principales desafíos están en generar líneas de acción que puedan ser efectivas para que la Universidad se vincule con el territorio en la enseñanza. Con respecto a la educación, es muy importante fortalecer los procesos de educación intercultural bilingüe. Este es un proceso que ha sido largo, en el que los educadores tradicionales han solicitado que se deroguen distintos decretos que impiden la enseñanza del idioma chezungun. Es muy importante que se logre la formación de profesionales que estén capacitados para enseñar el idioma mapuche, pero también que el Estado permita que a todos los niños se le enseñe el idioma chezungun o mapudungun, pensando que el idioma es la primera herramienta para la transmisión de una cultura de todos los pueblos y sus cosmovisiones. Eso debería seguir implementándose para fortalecer los procesos educativos de los estudiantes de manera transversal y no solamente a los estudiantes de lenguaje o de párvulo, porque estamos en un territorio mapuche williche, en la Fütawilimapu y necesitamos los procesos de revitalización.
Con respecto a desafíos, me voy a enfocar en un aspecto que está relacionado con mi carrera y el territorio, que es el reconocimiento de la existencia del pluralismo jurídico comunitario, que dice relación con la presencia de dos sistemas normativos en un territorio y de esa manera se pueda reconocer de manera directa el sistema normativo indígena y las jurisdicciones indígenas. De alguna manera el Estado las reconoce, pero de manera que a veces puede ser instrumental. Esto se manifiesta a veces en las consultas que no necesariamiente son vinculantes. Hay distintas situaciones en Chile, por ejemplo el decreto 66 del Convenio 169 genera un candado y la no aplicación de las consultas o de los resultados de las consultas que se generan a los pueblos originarios y eso trae una traba en las siguientes fases. Esto se ve reflejado en la enseñanza de la educación intercultural bilingüe, pues es un desafío que en la zona se reconozca la existencia de un sistema normativo que es el sistema tradicional de cacicados. Creo que eso es muy importante, así como la implementación en el currículum para que se enseñe y se pueda propagar este conocimiento para que la gente se sienta contenta de dónde proviene y de quiénes son.
¿Usted participa en organizaciones o en otras iniciativas en el ámbito mapuche?
Hace varios años atrás tuvimos una organización que se llamaba Witxalen. Creo que nunca lo hemos olvidado, porque hemos seguido con actividades para, de alguna manera, denunciar lo que sucede en el territorio respecto a la invasión minera o la invasión hidroeléctrica. En ese sentido siempre trato de mantenerme pendiente para participar de los conversatorios o trawun que se organizan. Entonces, eso lo hago de manera autónoma, de participar en los nguillatún.
Ahora estamos formando un núcleo de mujeres mapuche desde el cono sur, Abya Yala, del Wallmapu. Nos declaramos feministas, anticapitalistas y comunitarias. Entonces, estamos generando ese núcleo de mujeres mapuche en la que participan principalmente mujeres y algunos hombres. En Osorno, están abiertas estas convocatorias para formar un núcleo de mujeres mapuche. Además, mestoy formando como investigadora con mi papá y trabajando en un proyecto de investigación.
¿Qué mensaje quisiera transmitir usted a otros estudiantes que se están formando actualmente en las universidades chilenas?
Que no se olviden de dónde vienen ni quiénes son y que, a pesar de estar en una institución que busca de alguna manera blanquear quienes somos —porque a veces eso pasa en la universidad—, muchas personas entran en busca de mejores condiciones de vida o conseguir logros, esto puede llevar a olvidarse de su familia. Por ello, es importante no olvidarse de quienes son. Por lo mismo, me gustaría decirles que sean conscientes que si son mapuche, pertenecen a un territorio y que tan solo por eso tienen muchas riquezas como el idioma, que, si no lo conocen, que se dediquen a aprenderlo, porque estamos en una situación crítica. Ya lo dijeron los organismos internacionales, el mapuzungun y el chezungun están en una situación crítica de vitalidad, es decir, nuestro idioma se está perdiendo. Entonces, es importante que nosotros como estudiantes, como jóvenes y como profesionales en formación podamos tomar esta responsabilidad de darnos cuenta de esto, de fortalecer nuestro aprendizaje y vincularnos con nuestra cultura. No olvidarnos de eso, porque el sistema finalmente busca homogeneizar todo, pero nosotros tenemos que tener claridad de la riqueza que tenemos por ser parte de un pueblo originario.
Que no se olviden de luchar y que no se olviden de que hay gente que está presa. Todos los beneficios que hoy tenemos son a costa de la lucha que han dado nuestros hermanos, de muchos que fueron asesinados por carabineros, por el Estado. Muchos estuvieron presos durante el proceso de la Ley Indígena, en donde se obtuvieron derechos como la beca indígena y los hogares indígenas, por ello, muchos estudiantes hoy en día pueden llegar a un hogar con internet o agua caliente. Hoy en día nosotros estamos luchando por un hogar mapuche, sabiendo que el día de mañana probablemente nosotros no los vamos a usar, pero sabemos y tenemos la esperanza de que muchos estudiantes en el futuro lo van a necesitar y van a ser conscientes de lo que significa estar en ese espacio, que es una tremenda ganacia para nosotros como Pueblo.
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