Entrevista a Noelia Nomel Aguas

Noelia Nomel Aguas y el witxal mapuche: “Cuando uno empieza a regar la ipayen [semilla], empieza a salir el choyun [brote]”

Por CoRAMM. Noelia Nomel Aguas es una destacada witxaltufe, textilera mapuche williche del Lof Junco, San Pablo, Región de Los Lagos. Proviene de un linaje familiar de mujeres textileras mapuche. Desde los siete años y siendo la cuarta generación de textileras, se ha dedicado a la elaboración de diversas piezas textiles. Asimismo, en diversos momentos y espacios, se ha dedicado a la enseñanza del arte y oficio del witxal en la Fütawillimapu.

Noelia se destaca por su profunda espiritualidad y cosmovisión mapuche williche. Por ello, se vincula estrechamente con los pewma [sueños], los ciclos lunares y la naturaleza en su proceso de elaboración textil. Desde su sruka en Chawrakawin, Osorno, nos recibe para contarnos sobre su historia de vida y su vinculación con la textilería ancestral mapuche.

Junto con agradecer el espacio de este nütram, le solicitamos por favor que se presente.

Marimari lamuen akuimi sruka, bienvenidas a mi casa. Inche ta Noelia Nomel, Mapu mo lof Junco, Lof San Pablo, sector Costa. Mi meli folil kupan [las cuatro raíces familiares de origen] son Aguas Camiao y Nomel Traipiao. Por parte de mi ñuke [madre] soy Aguas Camiao, Aguas Imilmaqui. Por parte del folil de mi chao [las raíces de mi padre] es Nomel Traipiao, Nomel Pichicona, ahí están los cuatro apellidos.

¿Nos puede contar cómo fue su proceso de aprendizaje del oficio del witxal?

Soy cuarta generación de tejedoras, le doy gracias a mi ñuke por haberme entregado el kimun [saber] que ella tenía y habérmelo dado a mí. Me siento orgullosa de pertenecer y ser una mujer mapuche williche, porque así somos las mapuche, las lamuenes [hermanas] mapuche williches tienen que sentirse orgullosas de lo que uno es, de donde viene su folil, su mapu. Como les decía, soy cuarta generación, que comenzó con mi bisabuela, mi abuela, mi mamá y ahora yo, que desde los siete años comencé a tejer a telar.

¿Lo aprendió de su madre?

Sí, pues del kupal de ella, por cuarta generación, siendo siete hermanas nosotros, sólo una avanzó en el srupü [camino] del witral, del textil.

¿Qué relatos conoce usted que estén vinculados a la textilería mapuche acá en su territorio?

De memorias ancestrales, la textilería mapuche williche siempre se trabajó en cada territorio. Nuestra textilería mapuche williche no era comercial. Se tejía para prendas de vestir para el lugar de donde la mujer mapuche vivía, porque tenía que hacerle los macun [manta] y la ropa a su familia. Porque antiguamente no se usaban como ahora. Ahora uno va, se compra un abrigo, se compra una chaqueta, todo es sintético y de fábrica. Antiguamente, la prenda que uno usaba era fabricada en casa.

¿Cómo es el proceso textil en su territorio y cómo cambia respecto a otros territorios mapuche?

Yo respeto mucho a los territorios de acá, yo estoy hablando solamente por mi lugar. Respeto mucho el territorio de San Juan de la Costa, cada uno tiene su propia identidad textil. Entonces yo hablo solamente por mi territorio, mi lugar, por Los Juncos y respeto mucho a las artesanas que hay en mi territorio.

Yo hablo por mi lugar, por mi persona, ellas a lo mejor tienen otro conocimiento, porque cada una llevamos un kimun [saber], un rakizuam [pensamiento] dentro de uno, como le entregaron a cada una las que ellas saben, entonces no puedo abarcar los otros territorios. Y como usted me preguntaba lagmuen, cada territorio tiene su simbología y su manera de teñir sus lanas. Las hierbas son distintas, los musgos son distintos, porque los aliwenes [árboles] son distintos y cada aliwen tiene su propia savia. Por darle un ejemplo, algunos musgos pueden teñir muy naranjo, otros pueden teñir más más fuerte o más suave. Cada árbol tiene su propia savia, son distintos los teñidos. Cada lugar tiene su propia identidad.


"Cada uno [territorio] tiene su propia identidad textil…Cada territorio tiene su simbología y su manera de teñir sus lanas. Las hierbas son distintas, los musgos son distintos, porque los aliwenes [árboles] son distintos y cada aliwen tiene su propia savia".


¿Cuáles son las principales simbologías que usted utiliza en sus piezas textiles? ¿Son de creación propia?

La simbología mapuche del territorio uno la va aprendiendo y otros la van copiando. Uno va creando también su propia simbología, porque todas las simbologías no sirven para todos. Hay simbología para niños, para weche [jóvenes], hay para un lamuen ya mayor, hay para hombres y para las lamuenes.

Uno para trabajar la simbología debe tener mucho conocimiento y respeto, porque de repente yo no puedo aplicar una simbología que sea de una lamuen a un wentru [hombre], ahí está el conocimiento que uno va adquiriendo con los años. Porque yo creo que yo también si hubiese comenzado desde abajo con la simbología, también hubiese cometido muchos errores también en aplicarla. Pero el tiempo que llevo tejiendo me ha dado para irme fortaleciendo en ese aspecto, e ir creando mi propia simbología de mi territorio, porque igual yo respeto mucho como les decía, la simbología de otro territorio.

En mis trabajos hay simbología para murales que son sagrados. Hay simbologías sagradas que no se pueden aplicar en macun o no se pueden aplicar para alfombras para el piso. No se puede aplicar esa simbología, porque uno le debe tener respeto que las simbologías sagradas. Por ejemplo, hay simbologías para Machi, lawentufo o ngillatufo y cada uno de ellos tienen su propia identidad.

¿Qué influencia tiene la luna, los sueños o la naturaleza en la elaboración de sus piezas textiles?

La ñuke kuyen para nosotros es nuestra compañera, porque nosotras como mujeres tenemos cuatro etapas, igual que la luna. Ella es un astro que nos acompaña para toda la vida a nosotras las lamuenes mujeres. Ella también nos ayuda en el teñido, porque hay estaciones de la luna para que nuestro teñido quede firme en la lana. Por ejemplo, en la menguante los colores quedan más firmes y más oscuros en la lana. En luna nueva los colores quedan más claritos, no quedan muy firmes.


"La ñuke kuyen para nosotros es nuestra compañera, porque nosotras como mujeres tenemos cuatro etapas, igual que la luna. Ella es un astro que nos acompaña para toda la vida a nosotras las lamuenes mujeres. Ella también nos ayuda en el teñido, porque hay estaciones de la luna para que nuestro teñido quede firme en la lana".


¿Se puede teñir en cualquier fase de la luna o solamente en menguante?

Va en el conocimiento que una tenga, porque si yo respeto para teñir, yo voy a esperar la estación de la luna para teñir. Yo digo: “Voy a tener mi lana, voy a teñir en menguante, en menguante busco mis tupper, mi hoja para teñir”. Porque uno como artesana y el conocimiento que uno tenga, se va acomodando a su trabajo.

¿Qué influencia tienen los pewma (los sueños), la ñuke mapu y la naturaleza?

Es que ahí va la cosmovisión mapuche williche, la espiritualidad mapuche williche que uno tiene. Por ejemplo, si yo, mi espiritualidad mapuche williche es fuerte, la tengo bien, la respeto mucho, creo mucho, la voy a respetar. Pero si no, no. Entonces va en la persona, en cómo tenga su püllü [espíritu], cómo tenga su rakizuam [pensamiento]. Allí uno entra a trabajar con los sueños, como dice usted. La cosmovisión mapuche williche es muy amplia, es muy delicada. Hay que tenerle mucho respeto a la cosmovisión, a la ceremonia, la espiritualidad, todo. No es un juego.

¿La lana con la que produce las piezas textiles son de acá de su territorio o debe conseguirla en otros espacios?

La mayoría de mis trabajos si son de acá del territorio. Quedan muy pocas hilanderas. A veces, cuando a una le piden un trabajo rápido, entra a comprar lana más de fábrica, pero cuando uno quiere conservar la artesanía casi pura, tiene que darse el tiempo de mandar a hilar, de comprar la lana hilada con el ñimkun, que es el huso. Pero lamuenes hilanderas, ya quedan pocas.

¿Son personas mayores?

Sí, yo tenía una tía que siempre me hilaba, pero con el correr del tiempo, ya la persona que hila mucho, en los dedos empiezan a entrarle artrosis. Entonces, al menos ella ahora ya no hila. Esas son las artesanas anónimas, porque ellas trabajan solas en su sruka. Si uno sabe, la va a visitar y le compra su producto. Hay muchas, a mí me duele el corazón decirlo, pero hay muchas artesanas anónimas que ellas trabajan solas en su casita nomás. Si pueden vender su lana, la venden. De repente no le pagan lo que ellas piden, pero cuando uno trabaja en textilería, uno valoriza mucho la textilería, porque si en el comercio uno paga $25.000, 1 kilo de lana, y a ellas le regatean y le pagan menos.

Por eso de repente la hilandera no hila, porque no entra en valor su trabajo, porque hilar es muy lento, y el trabajo, porque imagínense tener su oveja, según el pasto que la oveja tenga, le va a dar la producción buena de lana. Después tiene que trasquilar su oveja, limpiar su lana, después lavarla, separar lo que le sirve para hilar. Después la hila, después hilar una hebra, después hilar la otra hebra, después llegar a torcer la lana, después ovillarla o hacer madeja, y de ahí recién la lava, y de ahí la viene a vender. Es harto trabajo.

¿Nos podría contar sobre el proceso de elaboración de una pieza textil? ¿Cómo es el proceso cuando usted conversa con la persona, hasta tener la pieza y entregarla?

Tengo trabajos que son para ir a exposición, que son trabajos que sé que van ir a exposición, que cualquiera se lo puede llevar. Pero hay otros que son personalizados, ahí entramos a trabajar la espiritualidad mapuche williche. Porque para hacer un trabajo personalizado, tengo que conocer a la persona que va a usar ese trabajo y para qué lo quiere. A veces me mandan a hacer, por ejemplo, un makun [manta], pero tengo que conocer a la persona para trabajar la simbología y saber qué simbología él le quiere aplicar. Todo eso se conversa y se hace un nutram, un matetun.


"A veces me mandan a hacer, por ejemplo, un makun [manta], pero tengo que conocer a la persona para trabajar la simbología y saber qué simbología él le quiere aplicar. Todo eso se conversa y se hace un nutram, un matetun".


Así era antiguamente. Como antiguamente los trabajos eran personalizados, no eran para vender. Yo lo he ido poniendo en valor, porque ahora usted sabe que los lamuenes llegan y compran cualquier makun y se lo ponen. Pero cuando a uno le mandan a hacer una manta especialmente, es algo que uno entrega con mucha espiritualidad. Después ver su trabajo donde la persona, una dice “¿cómo pude hacer esa manta tan bonita?”. Me pasa a mí, verlos en las ceremonias, andan mis trariloncos en los guillatunes, andan mis morrales, andan mis macunes que he hecho. Es algo que uno deja sembrado. Una textilería, que de repente le van a preguntar a la persona que lo usa: “¿quién te hizo ese makun tan bonito?” Entonces, él va a decir quién lo hizo.

Ahí llegan a decirle a uno: “Yo quiero un makun tal como anda trayendo ese makun, esa otra persona tan bonita que usted la dejó”. Y yo le digo: “ Si es bonita, pero era para él, pero a usted va a ser otra manta, porque es para usted”.

¿Cómo realiza el teñido de la lana, cómo obtiene los distintos colores?

Primeramente debo tener mi stock de lana blanca. Comprar o hilar, también tener una cantidad apropiada, porque uno teje y tiñe una sola vez. Después, como hablaba usted de la luna, tengo que esperar que sea menguante para ir para teñir. Tengo que hacer una ceremonia para ir a buscarla y a recolectar las hojitas que voy a necesitar. Esto no es llegar y sacar las hojas, tuno ambién tiene que llevar muchay, llevar harina tostada y pedir el permiso donde está la hierba que uno necesita para teñir. De repente, no sacar la cáscara a los árboles vivos, porque es como un dolor que uno le produce al árbol. Yo no hago eso, no saco las cáscaras a los árboles vivos. Recolecto de árboles muertos, recojo las cáscaras y saco las hojas de los árboles que se reproduzcan rápido y que tenga la hoja que tenga harta anilina, igual las hojas para que sean más tiernas.


"Tengo que hacer una ceremonia para ir a buscarla y a recolectar las hojitas que voy a necesitar. Esto no es llegar y sacar las hojas, tuno ambién tiene que llevar muchay, llevar harina tostada y pedir el permiso donde está la hierba que uno necesita para teñir. De repente, no sacar la cáscara a los árboles vivos, porque es como un dolor que uno le produce al árbol. Yo no hago eso, no saco las cáscaras a los árboles vivos".


Y hay una época también de teñir, por ejemplo, de septiembre hasta diciembre, porque después ya la hoja madura y no le da la anilina. Así que no es todo el año de teñir, ahora ya comienza en septiembre, las hojas empiezan a salir nuevitas y ahí uno empieza a teñir.

¿En qué organizaciones participa y por qué se reúnen?

Actualmente participo en la “Asociación Artesanos Constructores de Memoria”, después de un largo periodo que estuvimos en capacitaciones de CONADI y PRODEMU. Me gusta apoyar a las comunidades cuando hacen encuentros. A veces me piden que vaya a dar charla sobre la textilería mapuche williche, su cosmovisión y la simbología.

¿Cómo comercializa o intercambia sus piezas textiles?

Como le decía yo, por encargo, trabajo personalizado. A veces, de CONADI me envían clientes y vienen aquí a mi sruka. También hago trafkintu [intercambio]. Por ejemplo, en los colegios. Lo que más me intercambian son trariloncos. Qué bonito intercambiar un trarilonco a un weche por una gallina; qué bonito es intercambiar un trarilonco por un saco de papa o qué bonito es intercambiar trarilonco por una botella de piures.

Esos son mis trabajos que más me gustan, porque a veces hay jóvenes que no tienen plata, pero tienen otra cosa en el campo. Entonces, esos trafkintus a mí me gustan, porque no todo es plata. Así era antiguamente, ir conservándolo para mí es algo bonito. Igual cuando salgo a exponer, de repente intercambiar un troco por un trailonco, un mate por un trailonco.

¿Considera que hay interés de las nuevas generaciones por aprender sobre textilería mapuche?

Sí, en los colegios quieren saber de cómo es la textilería mapuche. Pero uno va contra el tiempo, porque, puedo darle un ejemplo. Un makun mapuche de nosotros cuesta $250.000. Vienen las mantas de Perú o de los del mall chino a 35 mil, 40 mil, entonces prefieren pagar esas mantas y no comprar las otras. Entonces, uno ve como hay gente que sí valora nuestro trabajo, pero hay gente que no. Hay de todo. Nuestra gente espiritual mapuche williche, sí. Ellos quieren tener una manta mapuche, pagan lo que uno les pide, porque es algo que ellos lucen con espiritualidad mapuche. En cambio, si va una manta que venden en los mall chinos a una ceremonia, a esa persona no lo acompañan espiritualmente.

¿Cuál sería su mensaje que quisiera transmitir a las nuevas generaciones?

Un mensaje para las pichi malen [niñas pequeñas] que están ahora, quieren aprender de la cultura mapuche, que se sienten a escuchar a las chemches [abuelos], a los fuchas [mayores], porque ellos son los sabios de nuestra cultura mapuche williche. Si tienen a un abuelito o una abuelita en su casa, que conversen con ellos, que dejen su celular a un lado un rato y conversen con los abuelitos, conversen con la abuelita, porque ellos son un libro cerrado en estos momentos. Antiguamente se escuchaba mucho a los ancianos, a las abuelitas, ahora no. Una abuelita o un abuelito pasa a ser como un mueble en la casa. Porque si está sentado, el otro está con el celular, no conversan.

Y que lamuenes [hermanas mapuche] y las malgenes [mujeres] que les gusta tejer a telares, que sigan buscando quien le pueda enseñar, que les entregue ese kimun, y que sigan avanzando en nuestra cultura mapuche williche. Así como yo aprendí desde pequeña, igual dentro de diez niñas puede haber una que sí se interese por la cultura mapuche williche, por la textilería, por la orfebrería, por la greda, por la ñocha, por la fibra, de hacer canastos.

Entonces, ojalá que sigan la malgenes [mujeres] buscando la cultura mapuche williche, para que así la sigamos fortaleciendo, cada vez con más newen. Ese sería mi mensaje para las pichi malen y e igual para los pichi wentru [niños pequeños], que se sientan orgullosos de ser jóvenes mapuche williche. Hay grandes ülcantufes [cantores], hay grandes palitufos [jugadores de palín], hay grandes poetas, pero de repente, ellos no saben descubrir lo que ellos son. Entonces que empiecen a buscar. Si a ellos les gusta tocar instrumentos, hay que apoyarlos, hay que seguirlos apoyando y ellos seguir buscando. Porque cuando uno los apoya, sin querer, va germinando la semilla con harto newen; empieza el choyun, a brotar las semillas. Lo digo por experiencia propia, porque cuando uno empieza a regar la ipayen [semilla], empieza a salir el choyun [brote].

 

Cómo citar en formato APA

Nomel Aguas, N. (2024). Noelia Nomel Aguas y el witxal mapuche: “cuando uno empieza a regar la ipayen [semilla], empieza a salir el choyun [brote]” / Entrevistada por Yohanna del Río y Martina Paillacar. Comunidad y Repositorio Abierto de Mujeres Mapuche, CoRAMM. https://coramm.org/admin/site/s/coramm/page/entrevista-noelia-nomel-aguas

 

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